martes, 24 de septiembre de 2013

En mi casa me esperan.

Claramente el común de los hinchas de millonarios tenemos claro que el partido contra Nacional no puede llamarse clásico. Los medios de comunicación se encargaron de dictaminar que cualquier enfrentamiento con un equipo de la misma ciudad es un clásico, o que un rival en el cuál hay una rivalidad fuerte es un clásico. Claramente bajo ese criterio nuestros clásicos son Santa Fe y Cali porque clásico es una rivalidad histórica y Nacional es el rival del odio desde hace 20 años, antes era inexistente.

Bajo esa premisa, acompañada del regionalismo con Medellín, el papel que jugó el narcotráfico en el fútbol y la cantidad de hinchas que hizo nacional en Bogotá después de ganar la libertadores hacen de este tal vez el partido que más llama la atención a nivel nacional, el que más genera morbo y raiting en los medios de comunicación. Han sido muchos años de canciones ofensivas, discusiones, peleas y odios en los que hemos caído directivos, jugadores e hinchas de los dos equipos.

Sin embargo, el partido programado para hoy desató un problema que ya existía pero que para la totalidad del país era desconocido o ignorado. Los que me leyeron en twitter saben que no estuve de acuerdo con la decisión de Petro de cancelar el partido pero tristemente esa decisión hizo que el país entero se manifestara sobre el problema de los delincuentes se disfrazaran de hinchas para hacer de las suyas en las calles de Bogotá. ¿Era necesario cancelar el partido? El tiempo lo dirá, lo cierto es que muchos pudimos manifestar nuestro cansancio de la intolerancia que ya dejó de ser parte del fútbol para volverse un problema de interés nacional.

Esta entrada no es para manifestar mi contrariedad con los tweets pacíficos de twitter de la barra de los del sur porque a diario veo discusiones en las que siempre existe una victima y un victimario, no es la primera vez que lo veo. Tampoco es para justificar o atacar a una hinchada o a una barra por unos actos en que se vieron afectos medios de comunicación, hinchas, directivos, jugadores, técnicos y muchos aspectos más que esperaban este partido.

El motivo de esta entrada es claro, ¿Qué sacamos estigmatizando a la hinchada de Millonarios o a la de Santa fe, o a la de nacional o la de américa como delincuentes por actos aislados en vez de quitarles la camiseta para entender que esa calaña sin camisetas son todos iguales?, UNOS DESADAPTADOS. El cambio empieza por nosotros y tenemos que dejar de justificar los actos por respuestas a agresiones o por conflictos del pasado, nuestro primer cambio tiene que ser dejar de llamar hincha a cualquier delincuente de cualquier equipo e individualizar a los que salen con puñales a matar por una camiseta.

Por otro lado, pueden decirme moralista o lo que quieran pero yo soy de los que canto en el estadio "cantemos todos que esta vez no hay piedad para matar un sureño" o "Que se mueran esos paisas y la puta guardería" o "vamo a matar a todos los sureños" y no porque en mis intenciones sean salir del estadio con la cabeza caliente a asesinar a otro hincha. ¿Por qué las canto? Las canto porque ese es el morbo de los clásicos, esas historias que algunos cuentan, esas canciones que le dan un toque especial al partido. ¿Por qué no paso del canto al hecho? Porque cuando veo a un hincha de Santa fe, Nacional, Millonarios o cualquier equipo en la calle pienso que cuando sale de su casa tu mamá también le da una bendición y espera que esté de regreso, así sea un desadaptado. Jamás iré con la filosofía de la vida por los colores, la vida por mi familia que es más importante que un equipo de fútbol.



Felipe Correa Vargas.

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