lunes, 20 de mayo de 2013

Yo pisaré las calles nuevamente (Parte 1)

No recuerdo la fecha, era un día a principio de Junio y me preparaba a mi segundo viaje solo fuera del país. Era un viaje diferente, el primero había sido a Estados Unidos huyendo de mi realidad en Colombia (grave error). Este no se trataba un viaje de negocios, se trataba de durar un mes compartiendo con mi hermano que residía en la ciudad de Santiago de Chile desde hace varios años.

Tal vez por el momento de mi vida no era el mejor momento de viajar, pero en realidad fue una experiencia de no olvidar. Eran las 2 de la tarde y el  avión salía de Bogotá con destino a Lima, la primera escala. Mi primera vista es de Bogotá desde el cielo, esa ciudad anaranjada y verde que me enamoró desde mi nacimiento; Mi última vista fue el hermoso puerto de Lima con barcos pesqueros rodeados de campos áridos.

Me bajo del avión  ingreso a la zona de espera donde veo que en un bar están dando un partido de la premier league. Luego miro el celular y observo que falta una hora para tomar el avión que me llevaría con destino a Santiago, pido una cusqueña y me siento a ver el partido. Cuando iba a salir del bar pregunto el precio de la cerveza y cuando el señor me dice que son 10 dólares siento que ya me quedé sin presupuesto para viajar. Sin importar lo que venía me subí al avión con destino a Santiago.

La verdad no me gusta ver películas ni series en los aviones porque la traducción mexicana hace que pierda el sentido, soy enfermo por los idiomas originales con subtítulos.  Por consiguiente, decido utilizar el celular que tenía en esa época en modo avión, poner música y jugar quien quiere ser millonarios por un viaje que duraría algo más de tres horas. La verdad se me pasó rápido el vuelo y solo esperaba poder ver a Juan y ponerme todas las chaquetas posibles para contrarrestar el invierno seco que agobiaba a Santiago por esa época.

El avión aterriza y las densas nubes no me permitieron ver el descenso. Apenas el piloto nos anuncia que nos podemos levantar de las sillas y nos da la bienvenida a Santiago, me levanto para ser el primero. Camino rápido hasta emigración como si fuera a ver a Juan tan solo por unos segundos y espero a que llegue la maleta. El Aeropuerto internacional Arturo Merino Benítez tiene unas ventanas para que las personas puedan observar desde un segundo piso cómo sus familiares o amigos esperan las maletas. Cuando miro hacia esas ventanas veo a Juan José y su novia con la cámara de fotos saludándome y tomándome fotos, preparandme con señas para el frío santiaguino.



Finalmente, después de 45 minutos de espera puedo tomar mi maleta y me preparo para un gran abrazo. Solté las maletas y lo abrazé muy fuerte a él y a Josefina. Luego del efusivo saludo les pido un lugar para tomar café y nos dirigimos al dunkin donuts (Según ellos el único café bueno de todo Chile) y conversamos sobre el vuelo. Posteriormente salimos del aeropuerto y puedo sentir como el frío penetra la ropa y se hace sentir en todo mi cuerpo, mientras la neblina bloquea la vista de los aviones que llevaban pasajeros como yo, que contaban los minutos para llegar a la hermosa ciudad de Santiago de Chile.

Vista de la pista del Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez

Santiago en un día normal de invierno

Cordillera santiaguina en invierno
Con mi cuñada en la escultura de maletas del aeropuerto



CONTINUARA...

No hay comentarios:

Publicar un comentario