lunes, 15 de abril de 2013

La estrella que viví antes de nacer.

A ustedes les parecerá raro que hablé de mi primera estrella como si un joven de 24 años (Misma cantidad de años que duró la sequía) pudiera hablar de mucha historia acerca de estrellas, anécdotas y recuerdos de los equipos que ha visto campeón. Bueno, no recuerdo mucho la del 88 porque hasta ahora iba  a cumplir 6 meses de nacido y la verdad para mi es ver en fotos lo que imagino que viví de bebe.

Pero sorprendentemente no estoy hablando precisamente de la estrella del 88 sino de la estrella de 1987, siendo esta, la primera estrella que viví. Acá empieza mi anécdota.

La estrella que viví antes de nacer.

¿Qué recuerdo de 1987? Aparte de los videos que se ven en youtube del agónico gol contra el Junior de Barranquilla en un campín repleto de personas y que nos hacía crear nostalgia antes de conseguir la estrella con el profe Torres, las fotos de mi mamá. Es el único recuerdo que tengo porque en realidad porque cuando pasó esa estrella aún no había nacido, pero tuve la fortuna de ir.

Esta anécdota empieza con los primeros años de los noventa cuando fui a ver a Millonarios. La verdad no recuerdo el año ni la fecha, solo recuerdo que jugábamos con Medellín  y perdimos 1-0, pero aún así había cumplido de ir al estadio a ver a Millonarios. Desde ese día intenté ir cada vez que pude y guardar las boletas de cada partido con el resultado y los autores de los goles en la parte de atrás como recuerdo y colección. 

En un momento en que tenía muchas boletas guardadas, de muchos años, de muchas anécdotas mi mamá me suguirió que las guardara en una caja, que allá nunca se perderían y que esa colección seguiría creciendo para mis hijos y después para mis nietos;  La verdad lo vi como una buena idea porque desde que nací lo único que le costó a mi mamá corregir a mi mamá en mi fue el orden, aunque día a día me esfuerzo para que eso cambie.

Un día, en medio de mi desorden salí de mi casa al colegio y mi mamá, de la manera en que me consentía decidió arreglarme el cuarto. A ella le pareció curioso encontrar una caja desocupada encima del escritorio y aprovechó a lanzarla a la basura que ese día pasaba el camión. En el momento no extrañé la caja porque nunca pensé que se perdería.

Después del partido del fin de semana, llegué triste de un partido contra once caldas en que perdimos en el último minuto con un gol ilógico de Viafara a guardar la boleta en la caja y ya no se encontraba. La mezcla de adrenalina y la impotencia de saber que mis boletas ya no existían me hizo tratar feo a mi mamá y llorar del mal genio, mi mamá no sabía que más decirme para que me calmara, se sentía culpable y a pesar de que intenté no hacerlo, era innevitable culparla.

Después de unas horas donde lloré mucho y donde no quise hablar con nadie mi mamá golpeó en la puerta de mi cuarto y con voz suave me dijo:

- Pipe podemos hablar?-
-Mamá, no estoy de animo.
-Déjame entrar por favor.

Me levanté, quité el seguro de la puerta y me volví a acostar. luego la miré y le dije:

-Qué quieres ma?
-Te tengo un regalo pero no te lo puedo dar aún. Ese regalo será mi herencia para ti.

Sacó del bolsillo la mítica boleta de la final del 87, con publicidad de colombiana y tinta negra que decía "campeones". Ante eso la abracé y le dije:

-Mamá, no podría recibirte esto porque cada una de las boletas que he perdido y las que tendré serán boletas de partidos a los que asistí. Igual gracias por el regalo.

-Eso yo lo se Pipe, sé que esta boleta podría hacer que me perdones por haber botado tus boletas y te la regalo porque tu estuviste conmigo antes de ese partido. En ese diciembre de 1987 yo tenía 4 meses de embarazo y a pesar que no era recomendable ir al estadio embarazada quería ir al estadio y fuimos juntos a ver a Millonarios campeón. Por consiguiente, es claro que esa boleta es tuya porque sí fuiste conmigo.

La volví a abrazar y ahora tendré la plena seguridad que el día en que mi mamá pase a otra vida tendré muchas boletas que me recordarán todos los partidos a los que he ido a su lado y sin duda el primer partido al que fui no junto a ella, sino dentro de ella.


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