miércoles, 10 de octubre de 2012

La Herencia que me dejó papá.

Historias sobre la manera en que muchos de ustedes se hicieron fanáticos de un equipo de fútbol, cómo volvieron el fútbol parte fundamental de su vida, como once jugadores, un color, una hinchada y unos amigos empezaron a ser su prioridad y cómo ese equipo de fútbol se volvió su enfermedad, ese parásito que carcomió su cabeza y ya es incurable.

Debo confesar que he escuchado de personas que fueron influenciados por su propia familia, otros por sus amigos, incluso personas que fueron a ver al equipo del que lo querían convertir y se enamoró del rival. Esas historias hacen bonitas las conversaciones de los hinchas. Por mi parte, públicamente ya todos saben el amor que siento por Millonarios, la manera en que vivo esa pasión y en sí, la manera en que Millonarios se volvió mi estilo de vida.




Introducción: Felipe fue producto de una familia tradicional caracterizada por un amor al fútbol, y en sí al fútbol Bogotano. Por un lado estaba mi abuelo Agustín, hincha a morir del Independiente Santa fe. Los pocos recuerdos que tengo de él, siempre estaba pensando en santa fe, leyendo sobre santa fe, etc. Ese amor se lo inculcó a mi papá, y este a su vez se lo inculcó a mi hermano.

Por otro lado, Guillermo Vargas (Mi abuelo) desde su nacimiento fue hincha a morir del club más grande de este país. El recuerda con gran nostalgia cada uno de los 13 títulos del país, a los grandes jugadores, las grandes hazañas. Bueno, Guillermo durante muchos años fue socio de Millonarios y gracias a ese poder que tenía en el equipo tenía derecho a pagar solamente los impuestos para ser abonado en occidental general. Entonces siempre tenía sus 2 boletas para ir a fútbol*. Generalmente el iba con Ana Cristina, su hija que adoptó esa pasión y que todavía la lleva en el corazón y en la cancha.

Mi primera manifestación sobre el amor a Millonarios.

Al tener un papá santafereño y una mamá embajadora la decisión sobre el equipo que iba a ser dependía de mi y solamente de mi. Mis papás no querían influenciar a alguno de sus hijos a ser de un equipo sino que ellos decidieran. Un día, no recuerdo ni el año ni la edad, mis papás decidieron llevarme a una tienda deportiva el día de mi cumpleaños para regalarme un uniforme de un equipo. Sacaron el uniforme de Millonarios y el de Santa fe (Ellos no permitirían que fuera de algún otro equipo del país) y me dejaron esa decisión. Ese día comprendí que Millonarios no es producto de la razón sino del corazón; Conocía y entendía muy poco sobre Millonarios y el fútbol, sin embargo me enamoré de ese color, de ese escudo y de ese uniforme y por eso me encaminé hacia el lado de mi mamá que tenía evidentemente el uniforme de Millonarios.

Mi primera vez en el campín:

¿Es tan difícil recordar el año?, ¿Es tan difícil recordar la hora del partido?, carajo. Bueno, fue a principios de los 90 para un partido que hubo doblete. Primero jugaba Millonarios contra el independiente Medellín y posteriormente jugaba la selección Colombia contra All Boys (Sí mi memoria no me falla). Estaba en el la casa de mi tía Sarita con mi camiseta de Millonarios en una reunión, cuando me dicen "chino, quiere ir al estadio?" y no lo pensé un segundo. Era la primera vez que iba a ver a Millonarios, a ese equipo que siempre había visto por la televisión en vivo y en directo. Llegamos al estadio y los nervios eran incontenibles. 
A ese partido recuerdo que fuimos mi primo Alejandro (Hincha enfermo por Millonarios),  Juan José (Mi hermano que es Santafereño a morir), Mi tío Pato (Hincha de Millonarios) y yo.

Salimos del parqueadero y ver ese estadio tan grande, a la gente con las caras pintadas, tambores, camisetas, realmente me sentía en el paraíso. Todavía faltaba para que empezara el partido, entonces el tío pato nos invitó a comer una picada en el palacio del colesterol y a tomar coca cola. Recuerdo perfectamente que yo comía rápido porque me moría por entrar a ese templo del fútbol. 

Terminamos de comer y empezamos a hacer fila, ya era tarde y había mucha fila. Así que nos perdimos como 10 minutos del partido. En esos 10 minutos Medellín hizo gol de camerino y cuando entramos el ambiente ya no estaba tan rico. Mucho grito y mucha insultada pero nada de eso me importaba, la sonrisa de conocer el campín no tenía precio. Finalmente perdimos 1-0 pero la sonrisa no se me quito, porque ese día en que vi a Iguarán, al muelas, a Villarraga, al pony Maturana (Tal vez estoy mezclando recuerdos de diferentes años) no tuvo precio. ¿El partido de Colombia? No lo recuerdo, en realidad solamente fui a ver a Millonarios.

Mi verdadera primera vez en el campín.

20 de Diciembre de 1987: Millonarios enfrentaría al Junior de Barranquilla en Bogotá en busca de la estrella #12. Mi mamá esperaba a un bebé y se moría por ir al estadio y sentía miedo de que no la dejaron ingresar al estadio. Finalmente se arriesgo, y llevo a un bebe en la barriga a ver al más veces campeón. Ese partido lo ganó Millonarios 1-0 con gol de Oscar el Pájaro Juarez y se alzó con la copa.


Columna dedicada a quien me dio la vida y me enseñó a amar a millonarios por encima de muchas cosas. Te amo mamá.





*Algún día escribiré sobre las anécdotas de mi abuelo


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