domingo, 28 de octubre de 2012

Presente - Tango Feroz

Todo el mundo habla de la vida, de que lo único que uno tiene seguro es la muerte, que si existe otra vida o no, que simplemente el cuerpo se descompone y nos comen los gusanos o miles de teorías más. ¿Saber qué pasa después de la muerte? Bueno, creo que jamás podremos saber, sin embargo una historia que escuché en un bar de chapinero, una persona solitaria y embriagada me hizo concluir que realmente la vida no es eterna, que incluso, uno puede terminar con su vida útil en el momento que quiera.

"Usted se preguntará por qué estoy así, por qué me encuentro solo bebiendo en este bar, por qué me cambió la vida. Recuerdo que tenía una edad similar a la suya cuando estaba en la universidad. Tenía un gran amigo, Juan Manuel. Nuestra amistad realmente tenía años, lo conocí cuando estabamos en el colegio, cuando recién empezabamos a vivir, a los 6 o 7 años. Posteriormente, por problemas académicos me cambié, me expulsaron del colegio y no volví a saber nada de Juan Manuel. Fue lindo volverlo a ver en la universidad. Supe muchas cosas de su vida, conocí a su novia, supe que fue un buen estudiante siempre y que era el orgullo de su mamá, que todos los días velaba por él. 

Felipe, usted no se imagina como esa amistad volvió a crecer en esa época de la universidad. Recuerdo una vez, que el viernes era festivo y la universidad nos dio el puente completo. Ese día yo me iba de paseo pero antes preferí compartir unos tragos como los que estoy compartiendo con usted en este bar. En algún momento de la tarde, decidí salir a fumar un cigarrillo y me encontré a Juan, él me dijo que estaba muy triste, que la novia lo había dejado y que para él la vida ya no tenía sentido. La verdad Felipe, cómo yo no se que es la vida simplemente no le busco sentido simplemente la vivo, así que le dije a Juan que no se preocupara, que se tomara unos tragos y que las cosas se solucionarían.

El no aceptó la invitación y dijo que iría a la casa dormir. Yo pensé en llamarlo al siguiente día, pero recordé el paseo y me fui con mis amigos a pasear tranquilamente. Viernes en la noche, sábado, domingo y todo con gran tranquilidad. Domingo en la noche y regreso a la ciudad obviamente preocupado por Juan, porque no supe nada de él. Lo llamé Felipe y no me contestó, entonces decidí llamar a Ernesto, un amigo que teníamos en común. Le dije a Ernesto si sabía algo sobre Juan, el no contuvo sus lagrimas y me contó que el sábado en la noche, Juan en un estado extraño había decidido quitarse la vida porque realmente para él no tenía sentido.

Felipe, no es fácil hablar de esto y por eso acudo a usted, un desconocido para hacerlo, porque usted no me va a juzgar ni va a buscar que yo busque explicaciones sobre las cosas que considero cotidianas. Lo único que le puedo decir es que dígale a su familia, a sus amigos y a todas las personas que usted quiere que usted hace parte de su vida y que los quiere, porque usted no sabrá cuando será el último día que se los puede decir."

Mesero, la cuenta por favor. Pago las cervezas y la media de aguardiante. Me retiro de ese local, le agradezco la confianza a este señor y simplemente, llego a mi casa abrazo a mi mamá y le digo que la amo.


Felipe Correa Vargas
@meprendorápido

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